lunes, 1 de febrero de 2010

El barbero de Sevilla / Rossini




El barbero de Sevilla (en italiano Il barbiere di Siviglia) es una ópera bufa en dos actos de Gioacchino Rossini. El libreto de Cesare Sterbini está basado en la comedia del mismo nombre de Pierre-Augustin de Beaumarchais. Del mismo escritor es el libro Las Bodas de Fígaro, sobre el que Mozart basó su famosa obra. También, previamente se escribieron obras de la misma temática tales como las compuestas por Giovanni Paisiello y Nicolas Isouard. Aunque la ópera de Paisiello triunfó por un tiempo sobre la de Rossini, sólo ésta soportó el paso del tiempo y es todavía una de las obras permanentes del repertorio operístico. Fue estrenada en el Teatro Argentina de Roma el 20 de febrero de 1816.[1] En España se estrenó en 1818, en el Teatro de la Santa Cruz de Barcelona. La contralto Geltrude Righetti Giorgi fue la primera Rosina de la historia mientras que el papel de Almaviva fue asignado por el mismo Rossini al gran tenor español Manuel del Pópulo Vicente García. Rossini escribió esta ópera en un tiempo récord, pues el contrato de la ópera se firmó menos de dos meses antes de su estreno. Muchos años después, Rossini alegaba que la terminó en sólo trece días. Sin embargo, es muy probable que el tema de Fígaro hubiera rondado por su cabeza desde mucho tiempo antes de su composición.



La vasija agrietada


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra estaba perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos largos años, esto fue así diariamente; desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de los dos años, la vasija agrietada le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."

El aguador, le dijo compasivamente: "Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."

Así lo hizo la vasija, y en efecto vió muchísimas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, solo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: "Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?

Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."

Autor: desconocido